
Especial 11F
Hedy Lamarr
Pioneras de la informática, 2ª parte
Una mujer huyendo de la guerra y del horror; Una actriz famosa que esconde un secreto; Una guarida de inventora en la que descubrir códigos secretos a prueba de enemigos. No, no son 3 películas cualquiera de Hollywood. Es la increíble vida de Hedy Lamarr, la mujer más bella del mundo y una inventora genial.
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Hedy Lamarr, la mujer más bella del mundo y una inventora genial. Imagen creada por La Lupa Sónica a partir de la patente original de su sistema secreto de comunicaciones y una foto de Hedy de dominio público, vía Wikimedia Commons.
Hedy Lamarr – Pioneras de la informática
Este episodio, como el que dedicamos a Ada Lovelace, es parte de la grabación en vivo que hicimos el 11 de febrero de 2022 en el Espacio Fundación Telefónica. Fue un día muy especial porque, además de ser la primera primerísima vez que La Lupa grababa en vivo con tod@s vosotr@s, en esa fecha celebrábamos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Lo festejamos por todo lo alto con un episodio en el que recordamos puntos importantes de la historia de la informática a través de las peripecias de tres pioneras: Ada Lovelace, Hedy Lamarr y Margaret Hamilton.
Al final de los extras os dejamos el vídeo de la grabación completa.
Hedy, la niña que quería ser actriz
Hedy nació como Hedwig Eva Maria Kiesler en Viena en 1914, justo en el año en el que empezaba la Primera Guerra Mundial. Con este vídeo podéis haceros una idea de cómo era la vida en la ciudad en aquella época.
Películas de Viena, Austria, de los años 20. Filmadas en blanco y negro y coloreadas años después.
Por estas calles Hedy paseaba de niña de la mano de su padre. Seguro que su padre llevaba sombrero y bigote como todos los señores que se ven en el vídeo. Ellos paseaban juntos y su padre le iba explicando cómo funcionaban las cosas.
La familia de Hedy no vivía mal. Su padre era banquero. Como Hedy creció en Viena, la ciudad en la que yo vivo (Xaviera), he ido a echar un vistazo a las casas en la que vivió de niña y he hecho unas fotos. Aquí las tenéis.

Estas son las casas en las que creció Hedy Lamarr. En la primera vivió hasta los 14 años y después la familia se mudó a la segunda, más elegante. No están muy lejos la una de la otra. En los edificios no hay ninguna placa que nos cuente nada sobre Hedy. La gente que pasaba por la calle cuando hice la foto no entendía mi cara de felicidad fan.
Fue emocionante estar allí después de todo lo que habíamos leído sobre ella.
Hedy, actriz famosa y mujer (florero) de millonario
Hedy era tan bonita que con 12 años ganó un concurso de belleza. Como le gustaba actuar, estudió para ser actriz. Ya con 16 empezó a trabajar en películas y se hizo famosa enseguida. Actuó en varias películas y obras de teatro que tuvieron mucho éxito en Austria, Alemania y el resto de Europa Central.
Hay marcas de su vida en Viena por toda la ciudad. El teatro donde tuvo sus grandes éxitos, el cine en el que se proyectó una de sus películas más exitosas y escandalosas, la iglesia en la que se casó cuando tenía solo 18 años, el edificio en el que vivió después de casada y muchos más.

Foto del teatro de TARS631, vía wikimedia commons a través de la colección de Tramwayforum.at
Teatro Theater in der Josefstadt en el que Hedy Lamarr actuaba cuando vivía en Viena.
Karlskirche, la monumental iglesia barroca en la que Hedy Lamarr se casó en 1933 con Friedrich Mandl.

Iglesia de Karlskirche en Viena. Foto de Tokfo, CC BY-SA 3.0, vía Wikimedia Commons.
Hedy se casó con Friedrich Mandl, un fabricante de armas millonario que era amigo de los nazis. La familia de Hedy era judía y Friedrich, naturalmente, no les gustaba ni un pelo. Hedy se casó con él de todas maneras. Mandl era un hombre celoso y posesivo, que trataba a Hedy como un trofeo. A su lado, ella fue poco a poco dejando de hacer cine y teatro.
Durante su vida con Mandl, Hedy asistió a varias fiestas en las que los militares nazis y su marido hablaban de armas. Ella, con su curiosidad y los conocimientos que había adquirido en la escuela y con su padre, entendía muy bien de lo que hablaban. Toda esta información le fue muy útil años después. A ella y al mundo.
Tras 5 años de vida de casada, en la que cada día estaba más triste, Hedy se separó de su marido y se marchó de Austria.
Hedy se va a Hollywood
Hay muchas leyendas que cuentan cómo Hedy salió de Austria y consiguió tener un contrato muy bueno con la Metro-Goldwyn-Mayer, la productora que hace esas películas en las que un león ruge al principio. Muchas de las historias que se cuentan sobre la salida de Hedy de Viena no pasan de eso, de ser leyendas. Historias creadas por los grandes estudios de cine para alimentar el misterio en torno a Hedy. Desde luego, la táctica funcionó. La gente acudía en masa a ver sus películas. Poco tiempo después de llegar a Estados Unidos, Hedy ya era una superestrella.
En esta página dedicada a Hedy pueden verse los carteles de casi todas sus películas.
Hedy era una estrella, pero ¿era feliz?
Cuentan que, cuando Hedy entraba en una sala, se hacía un silencio sepulcral, pues todo el mundo se quedaba boquiabierto admirándola. De modo que Hedy lo tenía todo para triunfar: sabía actuar y era hermosísima.

Eso sí, todos sus papeles tenían un denominador común. Hablaba poco y adornaba mucho. Suponemos que esto tuvo su gracia por un tiempo, pero pronto Hedy empezó a aburrirse.
Otra parte importante de la vida en Hollywood eran las fiestas. Pero Hedy no era muy fiestera: si le daban a elegir, prefería una cena tranquila y una buena conversación con alguien interesante a pasarse hasta las tantas de parranda. Así que ese aspecto de Hollywood tampoco la entretenía demasiado.
¿Qué hacer entonces? Hedy, a lo largo de su vida, intentó varias cosas. Durante un tiempo quiso no solo actuar sino producir películas, buscar nuevos desafíos en el cine, pero no le fue muy bien.
También se rodeaba a menudo de hombres que hacían cosas interesantes, compañeros, amores, gente que le daba acceso a mundos nuevos. Uno de ellos fue el aviador, ingeniero y empresario Howard Huges.
Con el tiempo, aburrida del star system, Hedy retomó una de sus pasiones: inventar.
La guarida de inventora de Hedy Lamarr
En su casa tenía una habitación especial en la que podía dedicarse a inventar. Estaba equipada con buenas mesas, lámparas potentes, libros, herramientas. Allí Hedy podía dedicarse a estudiar y probar prototipos de las cosas que iba inventando. Tenía una mente muy inquieta y todo tipo de inventos le llamaban la atención.
En el documental sobre su vida nos cuentan que inventó varias cosas, todas diferentes. Pasó un tiempo trabajando, por ejemplo, en unas pastillas que, al ponerlas en agua, se disolvían produciendo un refresco. Tras varios intentos, abandonó porque según ella misma el resultado sabía demasiado a medicina.

Fotograma del documental sobre la vida de Hedy Lamarr “Bombshell: the Hedy Lamarr Story” extraída de la página de la Universidad de Ohio, EE UU.
También, cuando compartía su vida con el aviador y empresario que mencionamos antes, Howard Huges, se fijó en que los aviones eran muy cuadrados y mazacotudos. Poco elegantes. “Deberían parecerse más a los pájaros o a los peces”, pensó, “para moverse mejor por el aire”.
Esto es muy curioso, ¿sabéis? Resulta que Ada Lovelace, de la que hablamos en el pisodio anterior, cuando era niña también pasó un tiempo muy interesada por entender cómo volaban los pájaros. En inglés se dice que las grandes mentes piensan de manera parecida. Aquí lo vemos en acción.
Hedy, la Segunda Guerra Mundial y los torpedos teledirigidos
Mientras Hedy se aburría en Hollywood, la Segunda Guerra Mundial seguía su curso. Cosas terribles pasaban día tras día y Hedy se sentía mal por estar de brazos cruzados mientras el mundo estaba en guerra. Sentía que tenía que hacer algo.
Cuando leyó sobre cómo los torpedos alemanes estaban hundiendo barcos ingleses y americanos, decidió poner sus conocimientos y su intelecto a trabajar para encontrar una solución.

Un niño haciendo navegar su barco de radiocontrol. Foto de Jonn Leffmann, CC BY 3.0, vía Wikimedia Commons.
Los torpedos de la época estaban dirigidos por radiocontrol. Seguro que alguna vez habéis jugado con un cochecito o un barco de juguete que funciona así.
Tenemos un mando con una antena y unas palancas y un vehículo que tiene una antena también. Con el mando, al mover las palancas, vamos diciéndole al vehículo hacia dónde tiene que ir. Las instrucciones viajan de antena a antena por el aire, en forma de ondas de radio.
Entonces, como os contábamos, los torpedos de aquella época eran dirigidos por radiocontrol, lo que en sí era todo un avance. El problema era que la señal que los dirigía era muy fácil de detectar y de sabotear. Así, los nazis acababan desviando los torpedos aliados y ganando demasiado a menudo en las batallas navales.
Era preciso encontrar una manera de que enviar las instrucciones a los torpedos sin que los nazis pudieran encontrarlas y bloquearlas.
El invento de Hedy y George
Hedy pensó, ¿y si en lugar de enviar todas las instrucciones por una sola frecuencia, se dividen en trocitos y se mandan en frecuencias salteadas? Si quien manda la señal conoce el orden y quien tiene que recibir la señal, también conoce el orden de frecuencias, el método podría funcionar. Muy buena idea. Ahora solo había que encontrar una manera de ponerla en práctica.
Hedy conocía a George, un compositor de música experimental que hacía cosas como esta:
Ballet mécanique, una película francesa de vanguardia del pintor Fernand Léger con el cineasta Dudley Murphy. La banda sonora es una composición de George Antheil.
Para esta música y otras composiciones George tuvo que sincronizar varias pianolas para que tocaran a la vez. Las pianolas son pianos que tocan solos con un mecanismo parecido al de las cajitas de música. (Si todavía no habéis abierto ninguna caja de música para ver cómo es por dentro, no os lo hemos sugerido nosotras, pero es algo muy, pero que muy, interesante). El caso es que Hedy y George hablaron, y les pareció que este sistema que usan las pianolas para tocar solas podría ser lo que Hedy estaba buscando para sincronizar los saltos de frecuencia. ¿Qué os parece? ¡Colaboración al poder!
Hemos encontrado un pequeño vídeo que muestra cómo funciona una cajita de música (así no tenéis que destripar ninguna), aquí lo tenéis:
Así funciona una cajita de música manual. Una preciosidad.
La patente militar de Hedy Lamarr y George Antheil
Hedy y George escribieron una patente con su sistema secreto de comunicación que se quedó el ejército de EE UU.
El ejército no la usó para nada. Al menos no durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué? No se sabe. Quizá no quisieron usar algo inventado por alguien que no era militar. Quizá, como Hedy era austriaca, es decir, de un país del bando enemigo, no se fiaban de ella. Quizá no entendieron bien el invento y no supieron ver el potencial de la idea más allá del mecanismo de las pianolas.
De hecho, corre el rumor de que algunos militares dijeron algo como: “¿Pero qué quieren estos dos, que montemos una pianola en un torpedo? ¡Qué tontería!”
El caso es que la patente quedó en un cajón y solo se usó 20 años después, cuando ya había caducado.
En este vídeo (en inglés con subtítulos en castellano) nos explican el fundamento de la invención:
Vídeo del servicio público de radiodifusión estadounidense en el que nos cuentan en qué consistía el salto de frecuencia ideado por Hedy Lamarr y George Antheil y qué problema venía a solucionar.
Salto de frecuencia: ¿invento de Hedy y George?
Hoy este sistema de salto de frecuencia se usa en muchas cosas. No solo para enviar instrucciones de manera secreta, sino porque es muy práctico para evitar interferencias en general al enviar señales. Es parte del funcionamiento del bluetooth, ese sistema con el que los aparatos se comunican sin cables. También del wifi y de otros sistemas sin hilos.
Es un invento muy útil. Pero, como pasa con muchísimos descubrimientos importantes, la pregunta siempre queda: ¿quién fue el verdadero descubridor? Porque varias personas coquetearon con la idea del salto de frecuencia a inicios del siglo XX, incluyendo el mismísimo Tesla.
Y la conclusión a la que llegamos es siempre muy parecida. Que los descubrimientos son el producto de una época, de muchas cabezas curiosas, atentas, con ganas de contribuir. Que la descubridora o el descubridor es muchas veces alguien que enuncia o da forma a ideas y conclusiones que muchos están alcanzando.
¿Tiene mérito entonces?
Mucho.
¿Es el trabajo de un héroe o heroína única, inalcanzable, irrepetible?
Raras veces.
Es en general un esfuerzo colectivo.
Al hablar del caso de Hedy, no nos parece que la cuestión más importante sea si Hedy inventó el método en solitario o no. La cuestión que quizá deberíamos hacernos es la siguiente: ¿es posible que Hedy inventase (o redescubriese o formalizase) la idea pero que, por ser tan bonita como era, por ser mujer en la época de su descubrimiento, se ignorara su contribución? Porque de ser así, tenemos que ser conscientes y pensar en cómo evitar que estas cosas pasen, ¿no os parece?
Reconocimiento (tardío)
A Hedy y a George les dieron un premio. 50 años después. George ya había muerto. Hedy tenía más de 80 años. En cualquier caso, más vale tarde que nunca, ¿verdad?
Además, Hedy fue incluida en el Paseo Nacional de la Fama para Inventores de EE UU en 2014.
En el año 2000, a los 85 años, Hedy murió en su casa de Florida, en EE UU. Aunque al parecer siempre echó de menos Viena, nunca volvió a vivir allí. La verdad es que los últimos años de su vida fueron un poco tristes. No salía nunca de casa porque no quería ver a nadie, aunque hablaba varias horas al día por teléfono con sus amigos. Parece que, intentando mantenerse joven y bonita para siempre, se sometió a muchas operaciones de cirugía estética en las últimas décadas de su vida y al final se sentía mal con el resultado.
¡Qué pena que una persona como Hedy pudiera sentir que su aspecto era lo único importante para el mundo!
Pero no vamos a ponernos tristes, vamos a celebrarla. Para ello vamos a ver uno de los famosos google doodles hecho por el 101 aniversario de su nacimiento:
Google Doodle para celebrar la vida e inventos de Hedy Lamarr.
Y bueno, nos despedimos hasta el próximo episodio del especial del 11 de febrero. Como prometido, aquí podéis encontrar el vídeo de la grabación completa en vivo.
¡Nos oímos!
Vídeo de la grabación en vivo en el Espacio Fundación Telefónica del episodio completo dedicado a las pioneras de la informática, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
– LA CAJA AMARILLA DE LAS REFERENCIAS SESUDAS
Madres, padres, maestros y adultos en general, aquí os dejamos algunas de las referencias que hemos usado para crear el capítulo, por si tenéis curiosidad:
- En 2017 se hizo un documental sobre la vida de Hedy Lamarr. Se llama Bombshell: the Hedy Lamarr Story.
El periodista e historiador Richard Rhodes americano publicó en 2012 un libro sobre Hedy llamado “Hedy’s Folly: the life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world”. El autor dio una serie de entrevistas mientras promocionaba el libro. Han quedado recogidas en varios podcast (en inglés):
Página de wikipedia sobre Hedy
Aquí explican (en inglés) cómo funcionan los juguetes dirigidos por radiocontrol. https://science.howstuffworks.com/rc-toy.htm
Y aquí tenéis el enlace a la patente de Hedy y George: Secret communication system, US2292387A, por Markey Hedy Kiesler, Antheil George. https://patents.google.com/patent/US2292387A/en